Los libros favoritos de Vincent Van Gogh

Los libros favoritos de Vincent Van Gogh

Vincent Van Gogh murió en el año 1890, cuando tenía 37 años de edad. La causa de su muerte fue el disparo de una pistola que manipulaba – aún se discute si fue su intención de suicidarse o un disparo fortuito. En todo caso, lo que sí se sabe es que, en aquellos días estuvo leyendo a Shakespeare.

Entre sus últimas lecturas también se incluyen autores como Balzac, Zola, Dostoievski, Dickens o los poetas Heinrich Heine y Guy de Maupassant.

Leer siempre fue un lugar en el que siempre encontró refugio Van Gogh, llegando incluso a trabajar como librero en Dordrecht, una localidad cercana a Rotterdam. Allí llegó después de que perdiera su trabajo en Goupil & Cie., una empresa de Londres editora de reproducciones de arte, grabado y fotografía. En esta misma época, Van Gogh trabajó como maestro de escuela en Ramsgate y después como predicador adjunto en Isleworth.

Libros mencionados por Van Gogh en alguna de sus cartas

  • Un philosophe sous les toits, de Émile Souvestre
  • El Rey Lear, de Shakespeare
  • Historia de los Trece, de Honoré de Balzac
  • Prière de l’ignorant, de Multatuli (Eduard Douwes Dekker)
  • L’ami Fritz, de Émile Erckmann y Pierre-Alexandre Chatrian
  • Bel-Ami, de Guy de Maupassant
  • Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes
  • El inmortal, de Alphonse Daudet (“me parece muy hermoso, pero muy poco consolador”)
  • Los hermanos Zemganno, de Edmond de Goncourt
  • Cuentos de Navidad, de Charles Dickens (“hay cosas tan profundas, que a menudo hay que releerlas”)
  • Salambó, Gustave Flaubert
  • El médico de campaña, de Honoré de Balzac

Pintores en escritores

Hacia el año 1880, Van Gogh escribía “Hay algo de Rembrandt en Shakespeare, y algo de Corrége en Michelet, y de Delacroix en Victor Hugo (…) y en Bunyan hay algo de Maris o de Millet y en Beecher Stowe hay algo de Ary Scheffer”, dice, cruzando personajes de universos pictóricos y literarios en toda la carta. “El amor de los libros es tan sagrado como el de Rembrandt, y hasta pienso que los dos se complementan”.

Por estos mismos años, Vincent le recomienda a su hermano Teodoro «Theo» Van Gogh que dedique tiempo de lectura a libros espirituales, en especial la Biblia. Esta recomendación coincide con los años en los que Van Gogh estuvo trabajando de ayudante de predicador.

A partir de la literatura, los retratos

Van Gogh, de formación solitaria y autodidacta durante gran parte de su vida, siempre buscó en la literatura pistas que inspiraron sus retratos. Por aquel tiempo, Van Gogh dijo, en numerosas ocasiones, que “buscaba identificar modos de delinear a un personaje con palabras, maneras de la profundidad y la gestualidad, logros de completitud que daban por resultado una presencia”. Además, no pocas veces, elogió el trabajo de pintores comparándolos con la obra de escritores “Qué talento a lo Hoffman o Edgar Poe que tiene”.

Una biblioteca itinerante entre hermanos

Teo y Vincent Van Gogh se intercambiaban, de manera regular, libros por correo. La suya era una verdadera biblioteca itinerante. Los libros solían ir acompañadas de cartas. 

“¿Sabes que ‘dibujar con palabras’ también es un arte?”, escribe Vincent, que leía y escribía en varias lenguas. La lectura se le presenta como un ejercicio más amplio: “Si leo -y no leo mucho, en fin de cuentas, no conozco más que un escritor o dos descubiertos por casualidad-, lo hago porque esos hombres ven las cosas con una visión más amplia, con más generosidad y más amor, porque conocen la realidad mejor que yo”

En otra misiva, que Vincent envía a Teo, le dice, para explicarle que para hacer retratos de mujeres no sólo se inspira en Rembrandt, “los análisis de mujer por los maestros de la literatura, un Zola, un Daudet, un Goncourt, un Balzac”.

Un especial interés en la literatura francesa

Vincent, como lector, se siente especialmente atraído por la literatura francesa (no en vano, una de sus más célebres literaturas muertas se titula “Novelas francesas y una rosa”

Un ejemplo de la cercanía que siente por las letras de Francia es este fragmento de una carta que Vincent escribe a su hermano en el año 1888  “Estoy leyendo a Balzac, Cesar Birotteau, te lo enviaré cuando lo haya terminado. Creo que voy a releer todo Balzac”. 

Van Gogh también gustaba  mucho de leer a  Emile Zola también era de su incumbencia, mencionando títulos como La tierra y Germinal. “Nos gustaría mostrar que esa lectura terminó un poco por ser indisociable de nosotros”, pretendía, al pintar. Dostoievski es otro de los autores a los que Vincent leyó con especial interés.

Las biografías, otra pasión lectora

El género de la biografía también interesó especialmente a Van Gogh. Se sabe que Vincent leyó la que escribió John Forster sobre Charles Dickens o la que escribió Alfred Sensier sobre el que fuera quizás su pintor más admirado, Jean-François Millet, o las que encontró sobre Delacroix.

Lecturas pintadas

Además de leer, como vemos, un tipo de literatura de lo más diverso, Van Gogh también retrata escenas de lectura en algunos de sus cuadros. Ahí están, sino, los ejemplos de La lectora de novelas; la temprana escena Granjero sentado junto a chimenea y leyendo, o el Retrato de Madame Ginoux

Los libros como objetos también fueron pintados por la mano de Van Gogh  entre otros objetos en reposo: sobre el sillón de Gauguin, por caso, o entre otras naturalezas muertas, como en la que incluye un tomo de Bel-Ami, o aquella en la que ubica La alegría de vivir, de Zola.

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