Construcción de los personajes

Construcción de los personajes.

Un punto fundamental. Cada personaje de una novela –sobre todo, el protagonista– es el alma de ese relato. Estamos hablando de quien va a ser el guía que lleve al lector por los escenarios del texto; quien lleve a la práctica las acciones principales contenidas en el argumento. También será quien conecte con el lector.

¿Cómo se consigue la conexión lector/personaje? La palabra clave es empatía. O dicho de otro modo, el escritor tiene que conseguir que el lector se ponga en la piel del personaje, que viva con él sus aventuras. Es así como el escritor escocés Robert Louis Stevenson consigue que el lector acompañe al pirata Jim Hawkins en su búsqueda del tesoro.

Donde va

Sin duda el elemento esencial: dónde va el personaje. Este punto se refiere tanto a su objetivo como a su deseo (encontrar al verdadero asesino de su padre para, así, reconciliarse con su familia que le cree culpable de esa muerte). Objetivo y deseo son claves del relato. El escritor deberá elegir si profundiza en uno, en otro o en los dos.

Protagonista y antagonista

Algo muy importante, a la hora de escribir una novela, es que el autor consigue trazar un buen protagonista y antagonista (en según qué texto, el segundo puede ser incluso más importante que el primero).

Para entender la importancia y el peso de protagonista y antagonista en el conjunto de una novela, se puede poner como ejemplo Jean Valjean y el inspector Javert, personajes principales de la novela de Victor Hugo Los miserables. Un duelo entre personajes, sobre todo si son tan complejos como los mencionados, es capaz de sostener, por sí mismo, una novela. 

Es probable que el éxito de ambos caracteres haya que buscarlo en que ni el uno es 100% bueno ni el otro es 100% malo. Un malísimo absoluto no se lo habría pensado dos veces y habría detenido a Valjean tras despedirse de Cosette. 

Personajes planos y redondos

Debemos al escritor británico Edward Morgan Forster, autor de Una habitación con vistas, la división entre personajes planos y personajes redondos. 

Según la calificación establecida por Forster, cuando hablamos de personajes planos nos estamos refiriendo a caracteres absolutamente predecibles, que no van a mostrar ni contradicciones ni cambios a lo largo de sus apariciones en el relato. Normalmente estos personajes giran en torno a un único rasgo de carácter, como el policía cínico que suele aparecer en todas las novelas negras.

Por el contrario, los personajes redondos evolucionan, caen en equivocaciones, contradicciones y dudas. Es el caso de Javert en la novela de Víctor Hugo.

La Guerra de las Galaxias y el Imperio Contraataca

Cuando se discute cuál de las dos primeras películas de la saga dirigida por George Lucas es mejor, suele ponerse a la segunda por delante de la primera. A la hora de buscar una razón para ello, los críticos suelen señalar que en El Imperio contraataca todos los personajes hacen lo que tienen que hacer, mientras que, en La Guerra de las Galaxias, hay dudas y tensiones. 

El secreto para conseguir un buen personaje redondo está, precisamente, en dotar de un lado oscuro que se vaya desvelando a lo largo de la narración. Esto le supondrá –al personaje- ir pasando pruebas de las que no saldrá victorioso absoluto, al tener que ir renunciando a cosas que son importantes para él. También tendrá que tomar decisiones difíciles.

Un fantástico personaje redondo, como es el Jim Hawkins de La isla del tesoro, tendrá que optar entre seguir al hombre con el que ha establecido un vínculo paterno-filial, John Silver, y el cumplimiento del deber.

La evolución del personaje

Al mencionar el concepto cambio nos estamos refiriendo a la necesidad que tiene el personaje de ir evolucionando a medida que se desarrolla el relato. El personaje que viva una y otra vez la misma historia acabará por aburrir al lector.

Un personaje de éxito, que enganche al lector, será siempre alguien con muchas miradas, perfiles, matices. Y es que un personaje es lo que hace, lo que decide, lo que piensa, lo que dice, cómo lo dice, las peculiaridades de su personalidad, los detalles físicos y, también, lo que opinan otros personajes de él.

Para que se establezca la necesaria conexión lector/personaje, el primero tiene que ser capaz de ver al segundo, de conectar con su historia. En este sentido, la descripción del físico del protagonista será, por lo general, menos importante que la revelación de detalles de su personalidad. Y esta personalidad puede venir definida por objetos asociados al personaje. Es la norma de los tres objetos ¿Quién no recuerda a Indiana Jones cuando se le menciona, su sombrero, un látigo y una cicatriz en la barbilla? ¿O a Harry Potter a través de unas gafas redondas, su varita y su cicatriz en forma de rayo?

La importancia de un nombre y una personalidad

El escritor George Simenon empleaba la guía telefónica para asignar nombres a sus personajes. Es una manera de hacerlo. El nombre asigna carácter al personaje, igual que lo hace la historia de la que se le dote, su personalidad ¿Cómo se llaman sus padres?, ¿le gusta el fútbol?, ¿de qué equipo es?, ¿toma vino o cerveza en las comidas? Las respuestas a estas preguntas, aunque no sean utilizadas en el relato, dotarán de más potencia a la historia.