Cómo escribir una novela en cinco semanas

De un tiempo a esta parte se han venido poniendo de moda los maratones de escritura. En estos eventos la organización puede proponer, a los interesados, escribir una novela en cinco semanas (o, lo que es lo mismo, en un mes). Lo normal es que el reto sea escribir una novela corta, o sea, de unas 50.000 palabras. 

La meta no es, en absoluto, inalcanzable, si se sigue un plan. No se trata de escribir más rápido que el resto de los participantes. Simplemente habrá que cumplir con el plazo fijado. Esto convierte la tarea en una competición con uno mismo. La clave, lo importante, es llegar, alcanzar la meta, lograr el propósito.

Pero ¿es compatible conseguir algo de calidad con marcarse un objetivo tan concreto, en cuanto a tiempo de realización y longitud de la obra? La verdad es que no siempre. Realmente, si lo que se pretende es que cuadren todas las piezas, el desenlace puede ser… la frustración más absoluta. Tener permanentemente en la cabeza planteamientos como ¿ya llevaré 5.000 palabras? o ¿tendré ya la mitad de mi novela? no va a permitir, realmente, centrarse en la calidad de lo que se está escribiendo.

En el caso de alguien que se haga preguntas de este tipo se abren dos opciones. O bien se decide a abandonar el maratón de escritura, puesto que esto es algo que no va con él. O bien se puede intentar participar siguiendo unos fáciles consejos. Ahí van:

Trazar un buen plan

Consistirá en hacer un buen trabajo previo de preparación antes de comenzar a escribir una sola palabra. Dicho plan consistirá en trazar un esquema de la historia que se pretende escribir. Aunque sea a grandes rasgos, este bosquejo previo permitirá determinar –más o menos- de cuántos capítulos se va a componer el relato y que pasará en cada uno de ellos. 

Trabajar en la preescritura del relato ahorrará, más tarde, tiempo. Lo ideal, en el caso de un relato breve, será plantearse capítulos cortos de no más de 2.000 palabras.

Convertir las palabras en capítulos

No es lo mismo decir “Tengo que escribir cincuenta mil palabras este mes, hoy me tocan al menos dos mil” que “Tengo que terminar cuarenta capítulos este mes; hoy me toca escribir dos”. Pensar en capítulos permite relajarse, escribir de escena en escena sin pararse, cada poco, a contar palabras.

Centrarse en pequeños lotes

En realidad, este consejo sirve tanto para los participantes en maratones literarios como, también, para escritores habituales de novelas. Para no abrumarse con la tarea, la solución pasará por dividir el trabajo global de escribir el relato en metas más pequeñas. La mejor manera de conseguir este propósito será marcar un número concreto de capítulos a escribir –unas 1.700/2.000 palabras- por día.

En Internet hay herramientas como Pacemaker Writing Schedule que facilitan, enormemente, la tarea de planificar cuantas palabras escribir cada día. El funcionamiento de la aplicación es sencillo. Tan sólo hay que marcar fecha de inicio y finalización de la tarea de escribir, así como el número de palabras diarias. Así mismo, se pueden señalar otras opciones, como por ejemplo si se va a trabajar los fines de semana o todos los días de la semana.

Mejor metas semanales que diarias

La inspiración viene y se va. Siempre habrá días mejores que otros para que la escritura fluya. Por esta razón, quizás sea más realista –y a la larga, menos frustrante- marcarse objetivos por semanas  en lugar de por días.

Así pues, si uno no quiere caer en el desencanto y en el desánimo –y acabar por abandonar el reto- lo mejor será que el plan previo defina objetivos semanales más que diarios, lo que dejará un cierto margen.

Buscar el momento más productivo

Un procedimiento muy efectivo para localizar estos momentos –y, también, los lugares- consiste en utilizar fichas en las que se vayan marcando donde y cuando se es más productivo. Contar con esta información será realmente útil para concluir con éxito, y en tiempo, la novela planteada para el maratón.

El calendario debe ser realista

Es importante sentarse a analizar cuanto tiempo diario se le va a poder dedicar a la novela (no el que se querría dedicar). Si uno se plantea acabar cinco capítulos diarios, disponiendo tan sólo de 1 ó 2 horas, sencillamente no se van a poder cumplir objetivos.

Un borrador no es una novela

La primera versión del escrito es un borrador, no la novela final, así que mejor no obsesionarse con conseguir la perfección a la primera. Esto significa que se debe escribir sin pararse a retocar. Ya habrá tiempo para revisar cuando se acabe.